viernes, 20 de febrero de 2009

Reportaje: Un maestro de la madera

A los 13 años hizo su primer bote. Un claro ejemplo de la pasión de Francisco Bahamonde Cárdenas, dueño del "Astillero Caleuche"-ubicado a orillas del río Pudeto en la ciudad de Ancud- quien es uno de aquellos carpinteros de rivera formados por la tradición. Nacido en San Juan, comuna de Dalcahue, aprendió el oficio de su padre, Arturo Bahamonde.
"Nací viendo las construcciones. A los 6 años le ayudaba pintar y a masillar a mi papá. Luego pasé a hacer los pernos en la fragua, y trabajé en eso como hasta los 10 años", relata el trabajador. Y es a eso a lo que se ha dedicado durante toda su vida. Luego de terminar sus estudios y de pasar por la Escuela de Suboficiales en Santiago, a los 21 años volvió a Chiloé, lugar en el que se consagró a la producción de navíos. "Me dediqué a ser un maestro. Compré este terreno que en esa época era una pampa y me hice una bodeguita. Ahí empecé haciendo botes para el pelillo y embarcaciones de 8 metros a motor central para las salmoneras", y agrega, "a los 23 años ya era una persona independiente". Fueron cerca de 12 años en los que trabajó para el rubro salmonicultor del Archipiélago y Llanquihue. Posterior a eso, ya recibió pedidos para fabricar barcazas. "Por ejemplo, ahora en Pupelde estamos haciendo una de 15 metros aproximadamente, que tiene una capacidad para cuatro camiones, para Carlos Díaz Avendaño. Esa va funcionar en el río Chepu", detalla el maestro.
OBRAS
Además de la barcaza, son otras dos las "faenas" en las que en la actualidad se desempeña junto a siete trabajadores. "En Manao estamos reconstruyendo una embarcación que era de un tío mío. La compró un señor norteamericano que tiene empresas de turismo en caleta Tortel", comenta Bahamonde. Asimismo, y en el taller que está en Ancud, hace casi tres años fabrican un barco de recreo. "No tiene un plazo en el que tengamos que terminarla, porque el dueño quiere que quede lo mejor posible", recalca el carpintero. De esta forma, "Obsesión", como se llama la nave a la que hoy da vida, navegará los mares de la zona, y la laguna San Rafael. Aunque también, los barcos que ha fabricado se han ido hasta Alaska. "El señor al que le hice este barco, como hace doce años, me escribió después contándome que hizo un curso en Estados Unidos y ahora construye sus propias embarcaciones", recuerda. Otras de las que forjó con sus manos, han ido a parar a Punta Arenas y Talcahuano. Asimismo, una de sus obras más emblemáticas es la réplica de la emblemática Goleta Ancud, que hoy se encuentra en el Museo Regional. "La hicimos con ciprés de las Guaitecas muerto, por el cual el fuego pasó hace unos 50 años atrás", cuenta. A su vez, añade que "en comparación con la construcción habitacional, se ocupa mucho menos madera. Me preocupo de no tener problemas con el bosque después, porque la madera es un material muy lindo y noble", manifiesta. "Un trabajo que me gusta y no me cansa". Así define Francisco Bahamonde el oficio al cual ha dedicado gran parte de su vida, y que comparte con su afición por el acordeón -también herencia de sus mayores-, el cual toca todas las noches. Además, trabaja en la construcción de una embarcación de recreo, que esta vez, será para uso personal. "Todas son mías, por que las navego con la tripulación. Pero la que hago ahora es para salir a pasear con mi señora", expresa. "La carpintería de rivera es lo que más me gusta. Trabajaré en ello, hasta que Dios me diga que no", puntualiza Bahamonde.
Por Gabriela

Este reportaje fue publicado en el diario la estrella de Chiloé. Se me quedaron muchas cosas en el tintero y la verdad es que me gustaría conversar de nuevo con este caballero tan talentoso...por ejemplo, nunca supimos si algún barco se le había hundido...
Amo los barquitos de madera.

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